Aunque en Italia la imitación como ejercicio literario formaba ya parte integrante de la preceptiva poética, para los escritores castellanos del siglo XVI representaba una manera nueva de aproximarse tanto a los clásicos greco-latinos como a los italianos más recientes. La imitatio enlaza a España con la actualidad circundante, y el renacimiento literario que resulta de su práctica queda delineado no sólo por su contexto geopolítico sino por su dinámica interna. El Cinquecento italiano tiene su base en la excelencia literaria que habían logrado anteriormente Petrarca y Boccaccio en el Trecento; la participación de España en esa misma excelencia coincide, en parte, con una visión del país como poder político universal.
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